jueves, 23 de febrero de 2012

Lección básica

Hoy puedo abrir los ojos y disfrutar de lo que veo. Porque ayer lo intentaba y me costaba disfrutarlo, pero -joder- estaba feliz con un trabajo. Sí que lo fui. Sin embargo, sabía que no podría echar raíces allí...qué coño, ¿realmente lo supe? Creo que lo supuse. En definitiva, creo que poco a poco lo fui descubriendo. El enchufismo es comprensible, y hasta natural, me pese cuanto me pese.
Creí firmemente en esa suposición, fundada por la experiencia, por supuesto. Y todavía ahora mismo, habiendo superado el abismo de la nada, echo de menos ese levantarme con el motivo moral de hacer algo, que luego hay que trabajar y todo se sabe, si no, se inventa, porque una cosa es lo que es y otra cosa es lo que aparenta.

Ahora trabajo pero a mi gusto y a mi antojo. Es por eso que ya no tengo sueldo. Tengo techo, intimidad, higiene, alimentación, electricidad, gas y descanso. Mis obligaciones las impongo únicamente yo...y cómo no, quien me abastece, llámese Estado, familia o devenir de cualquier ser humano. Tiene buen sabor la anarquía cuando no te chocas con el muro de ¿quién me puntúa lo que hago, por qué, cómo y dónde lo hago? -Vuelvo a ser lo que mientras trabajaba decía aún seguir siendo, habiendo dejado de demostrarlo: Estudiante.

Por ello, anteriormente dije que era feliz con el trabajo. Por crudo que sea estar comprometido a un trabajo -sea el que sea- ese dinero rápidamente se rodea de valores mágicos para enriquecer esas ideas emancipadoras de la edad. Emanciparse, libertad...sí, todo lo aparentemente bueno tiene su lado triste. Pues un trabajo si no es de contrato indefinido, es un trabajo hasta que se demuestra lo contrario, llegado el momento de renovación.

Lecciones: disfrute no implica necesariamente felicidad. Que ahora madrugue menos no me hace nada feliz, sino disfrutar más que antes del sueño. El disfrute es algo efímero y falso, en mi caso, puesto que viene en el pack de vivir con los consanguíneos directos, y no del sudor de mi frente. Ahora creo que me motivo más para formarme mejor, y así poder optar por un trabajo mejor, con una seguridad mayor, que me permita -por fin- alcanzar la independencia, libertad y el nacimiento del potencial creador de caminos desde su propio esfuerzo, pero desde el de nadie más.

Y la crisis me comerá los colindrones.
o bien,
Y dejaré de comerle los colindrones a la crisis.