miércoles, 24 de noviembre de 2010

¡Que venga un terremoto y desintegre la debilidad del planeta, que venga!

Cinco minutos voy a gastar. A las personas de la élite quiero dar un mensaje rápido. Me toca la moral sobremanera que se sienta pena por mí. Sabed que dentro de mi cabeza pasan algo más que ideuchas que me permitan ganarme el pan. Hoy soy un mantenido, y no, no busco que tú me digas el por qué. Que no tenéis un centímetro de profundidad para ver más allá. Llevadme al psicólogo, pero no al que era bueno estudiando, sin más. Llevadme al que es psicólogo porque su excelencia en estudio y atención a las personas sea debida a la devoción sobre dicha materia. No me hagáis las cosas porque siempre se hicieron así. Abrid la puta mente. Abridla. Sé, pero sé tú de verdad. Revienta lo establecido si crees que es una basura. Que no perjudiquen a nadie indirectamente, si no quieren que le perjudiquen a sí directamente.
Decepción, odio a muchas cosas y a uno mismo. Que venga un dictador a humanizar a todo el mundo por cojones, y que a los débiles (sorprende que sea débil por no conseguir trabajo de manera fácil, en este mundo no hay nada fácil, ingenuo de mí...tono irónico), que a esos productos mal acabados que no producen nada y solo hacen teoría y queja y cultura gratis, a esa peste, que la exterminen. La anarquía financiera más negativa de hoy se viste de gala en esta capital-democracia y pasa desapercibida. Que me convierta el dictador de turno a mí en botón, a partir de mis restos, de mis huesos. Mejor que vivir con ese conformismo, seguro. Además, seré útil. Ayudaré a cerrar mejor la rebeca de un ignorante que no sepa de donde proceden los botones. Venga, no os paréis a leer nada de nadie que no sea famoso o conocido. Es perder el tiempo, y yo bastante llevo perdido.

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