jueves, 7 de octubre de 2010

Empirismo frustrante

Todos estos otoños viendo rojos atardeceres, sintiendo éxtasis sin hacer nada, sin estupefacientes, sin ninguna ambición, ninguna prisa, simplemente respirando aire puro cerca del mar, obsequiado de bohemios tonos grises en el cielo, y castigado por ese bochorno -como hoy-, ese viento constante (en invierno tan gélido). Menuda y fina llovizna y fuertes tormentas apoteósicas de casi cinco minutos. Este periférico lugar me da tanto en este sentido que apenas me planteo encontrar el cuento del pensamiento universal. Ir a la Villa por excelencia a echar raíces podría darme algo más que salidas profesionales o amistades de ensueño con personas super cosmopolita que sobreseguro allí abundan más que aquí. También podría quitarme aquella tranquilidad periférico-sureña. Sin embargo, no necesito dinero para ser feliz. Ni coche.

"No necesito dinero para ser feliz. Ni coche". Esas fueron sus últimas palabras antes de buscar un curro de mierda, y a disgusto, para poder seguir manteniendo en coherencia práctica dicha frase.

Terminar este año y tirar al grado de Contabilidad y Finanzas a la par del Inglés en la Escuela de Idiomas. Acabar y hacer un Postgrado o pegarme un tiro si no tengo pasta. No sé, no lo veo tan claro. ¿Cree alguien más en la "autodidáctica"? Me huelo aquello de los máster y postgrados a titulito para engordar el curriculum y sentirse ultra admirado en reputación. Sólo puedo olerlo, porque desde luego no estoy bien informado y no lo he probado, pero como tantos supertitulados agobiados, admirables y, al mismo tiempo,vacíos y deprimidos en su interior más sincero, resignados al sacrificio tanto de su imaginación como de rechazar sueños y devoción (por tanto obligarse, no pudieron alcanzar el éxtasis de la devoción que supone formarse constantemente de forma consciente y voluntaria), pues así no quiero acabar ni de lejos.

Molaría mucho trabajar de algo sencillo, básico y tener un sustento para cultivarse intelectualmente a la manera y tiempo que cada cual gustase, por puro placer. Me da rabia que si no tienes el titulito no te quieran cuando puedes saber diez veces más inglés del que exigen porque viajas mucho o conoces gente de fuera y te comunicas con dicho idioma a menudo. Supongo que no es el mejor ejemplo.

Luego vienen los chistes. Como quiero un sustento mínimo para la autosuficiencia, echo el curriculum en todas esas empresas comerciales, de ropa y franquicias de comida rápida típicas donde esperas que te contraten porque no te pueden exigir mucho titulín. Pues te topas con que tienes gente delante de ti, que lleva en la bolsa de empleo años de espera. No hablo de gente cualquiera con la ESO o poco más, no. Hablo de personas licenciadas, doctorados, de ingenieros y potenciales maestros, entre otros muchos, algunos enormemente formados, con mejores notas, y sin trabajo de su especialidad. ¿Y yo, que busco eso, un respiro de dinero para seguir con mi pompa, tengo que competir con esos "monstruos ultra-formados"? Pues menudo éxito. Ya me han rechazado tras dos super entrevistas de trabajo en dos "mega trabajos ultra cualificados" (cajero y becario administrativo) y me he comido un roscón de reyes. ¿Qué me queda entonces, petar el curriculum metiendo en la cabeza conceptos porque sí para conseguir el puto título? ¿No se dan cuenta que muchos lo hacemos porque no tenemos otra elección? ¿Y todos esos exámenes para trabajar de CAJERO o ADMINISTRATIVO? ¡De puta madre!

A veces me veo viejo, seco, tristón, con deudas y un piso pobruno. Viejo por estudiar con poca gana y tanta presión, repitiendo mil veces; hastiada la conciencia y reputación pues se me exige algo de una forma y para un tiempo determinados y no lo cumplo sino a mi ritmo voluntario y benévolo placer por saber y conocer más y más. Seco por la absorción del trabajo basura para seguir con esta pena de vida con que sueño. Tristón por estos escritos tan poco esperanzadores y menos ambiciosos, que seguiría escribiendo con quejas a diario contra el sistema, la enseñanza, menos por mí mismo o hasta contra mi integridad, sema de mi pensamiento pesimista. Deudas para poder pagarme el postgrado, el máster, y el incremento del precio por asignatura suspensa, así como -en el mejor de los casos- para el mejor MBA, en Chicago. En este último caso, podría cumplir ya los 50 años...porque antes no sé de donde sacaría dinero para carnet de coche, coche, gasolina, piso (arrendamiento o leasing o compra directa), y titulaciones.

En esa tristeza conspiraría contra la sociedad y su ritmo frenético; contra la innovación tecnológica diaria y la destrucción masiva del medio ambiente, así como la saturación mental de la gente super titulada, pero sin tiempo para saber algo más sobre todo lo que le rodea. Personas que solo sabrían vender, - oye, eso sí, vender como uno sueña con que se le venda-, construir, organizar o contabilizar...¡yo qué sé! todo cercano a la perfecta especialización. Me pregunto si Adam Smith pudiera resucitar y ver el fruto de su estudiada siembra, cuánto ha evolucionado todo a su favor con la ferviente división del trabajo y escrupulosa especialización profesional que sigue creciendo más y más (como la codicia y la ambición de muchos), sin límites. Tras él, vendrían otros tantos autores que directamente convierten en máquinas a las personas y con brillante maquillaje del punto de vista "recursos humanos" procurarían ocultarlo.

En lo cierto o no, la verdad es que hoy, por mi ignorancia o por desconocimiento o por mala experiencia -quiero pensar- uno puede ver las cosas así como yo las veo. Espero que conforme siga estudiando vaya escribiendo entradas rectificando todos estos escritos pesimistas. Todavía creo en la conspiración del "buen empresario", o el "empresario humano" que revolucione el mundillo de la economía y lo dote de veracidad y confianza, cosa que hoy, veo prácticamente quimérica. Los rumores que corren entre las ciudades de corrupción y cracks bursátiles, crisis financieras de titulización y especulación del inmovilizado intangible, así como del tangible hacen muy complicado conseguir ese nivel de civilización empresarial humanística.



Yo tengo fe. ¿Tú tienes fe? Te diré lo que sé: nada que hacer sin tener fe.
Yo tengo fe. ¿Tú tienes fe? Te diré lo que sé: se lo creen pero no tienen fe.

1 comentario:

  1. Yo no tengo fe, pero tengo fe en el amor, que me ayude a pasar los momentos de tristeza, a lo peor, acabaría en un barrio marginal, llendo al comedor social a por comida, pero mira, así no tengo que cocinar :D O sino vida bohemia de semi-indigente con perros que "estropean las calles de Madrid" (cita famosa) viajando y conociendo lugares nuevos.

    Más que esperanza, es optimismo lo que hay que tener (las ambiciones y el no-conformismo hasta un punto están bien, pero si es muy alejado la frustración será mayor), tener siempre una sonrisa preparada. Y lo de empresarios buenos, no-corruptos... Quizás fuera de España, o en algún mini-comercio poco conocido provincialmente. A mi me haría mucha ilusión, que esa persona que demuestre que puede haber buenos empresarios, seas tú, así me contratas en tu empresa como técnica informática ;D

    ResponderEliminar