sábado, 19 de junio de 2010

Náusea

Esta es la utopía, ¿no? Actuar como querrías, como piensas. Creerte a ti mismo, confiar en ti. Descubrir que eres lo que te propongas y, que no padeces si eliges no padecer y no dejas de hacer por evitarlo hasta que en plena ira embistes contra la debilidad hasta desintegrarla.

Ahora ya has hablado. Tu consciencia cronometra a conciencia y cada segundo, cada letra incumplida, son insoportables astillas en el hipotálamo. Y tu ansiedad nace ya, sola, nauseabunda.

Sigues mintiendo. No te puedo creer. Ni siquiera me puedo alejar de ti, pero me las pagarás.

Go!? ¿A dónde te crees que vas? Si ni si quiera recuerdas de dónde vienes, por qué hoy estás como estás. Te has tirado 5 años de reflexiones triviales y ni ha mejorado la productividad, ni ha estado a la altura la producción. Es tu reto, dices. ¿Nuestro reto? Mis retos no son impuestos ni calificados por nadie que no sea Yo, no sé los tuyos que harán.

¿Que se trata de los retos de mucha más gente, entre quiénes se compite y se destaca, se alcanza la más eficaz eficiencia y que así consigues dormir bajo techo en este sistema de pesados capitales y tipos de intereses distintos? Y tan distintos.

También son los retos de personas que no destacan y no quieren hacerlo. Que no creen en este sistema y que sólo quieren dejar de ser incomprendidos a ojos de los demás (no de ti, ni de mí), de aquellos que siendo tan inteligentes, ya decidieron conscientemente ser brillantes jarrones llenos de felicidad, esto es, de ignorancia infinita y de inconsciencia, agachando la cabeza, aceptando lo que les viene dado sin rechistar (incluso rechistando), porque al fin y al cabo está bien, es cómodo, obtienen un alto reconocimiento y se les premia por sus logros, se les da entretenimiento y espectáculo para olvidar, o conformarse...Hasta que alguien como tú, escéptico bien fundado, les empuja con un poco de viento y luz, una mirada pura inmersa en auténtica duda y, si no han sentado bien sus bases aún, acabarán volcando una substancia, como lodo de calumnias, de falsa seguridad, o bien se cascan ante la grima que, frente a tu espejo, el de éstos sufren irresistiblemente.
Personas que sueñan con los auténticos valores de igualdad, justicia, empatía, laicidad, educación y constante formación, sin ánimo de descalificar voluntaria o involuntariamente a quienes por X razones y circunstancias que los marcan de por vida no consiguen tanta eficiencia. Debe de sonar demasiado carca y agrio. Seré yo, -pecador entre pecadores- supongo, que no me da la gana poner los pies en estas arenas movedizas y por eso me amparo en ideales quiméricos (que si todo el mundo comprendiera, sin sesgos, posiblemente no sonarían tan sin sentido).

Pero este sistema es bienestar. Esto es buena vida. Esto son oportunidades y vida digna (¿?), no podemos echar abajo todo ahora...No podríamos estar aquí plasmados en este ordenador haciendo lo que tanto nos gusta, y tan poco quieren que nos guste...

Si de verdad queremos aquel su modelo de vida, podemos marchar a la aventura, a competir, a pisar cabezas por llegar antes, por ser el mejor, sin decirle a nadie (será nuestro secreto) que si somos los mejores, es porque ya hay alguien peor, y peor, peor aun y bochornosamente peor...es posible que ésos...bueno, -no es fácil- que nadie les vengan a buscar...Ya sabes...Una cuerda, un árbol...Y que nos es medianamente indiferente lo que les pase a esos (inferiores e insignificantes) pobres humanos ¿Medianamente? Claro imbécil, decimos que nos importan, pero -shhh- (acércate) no podemos ensuciarnos las manos con aquellos pobres desgraciados. Nuestro tiempo es muy valioso, tanto como nosotros, tanto más de todo aquello que excede de los límites de nuestro cuerpo. Ya aparecerá alguien que nos salve. No obstante, siempre hay excepciones, porque en este modelo hay muchos fallos...

Basta. Menos mal que hemos parado ahí. Mi reputación como futura (nano) pieza del puzle empresarial puede caer más todavía y no es plan. Más contradiciones en mi vida y moriré de felicidad. Por cierto, ya vale de divagar, mis disculpas, sigamos con el tema central. De paso, mostraré gratitud a las excelencias a seguir como es el caso de la potencia de la libertad, creciente punto de referencia para más y más poblaciones. Así: muchas gracias, Tio Sam, solo tú consigues que mi sueño (y cada día el de más gente) se haga realidad.

Mi obsesión por la maldad de la rivalidad, de cualquier tipo, no sé de donde nace, pero parece que de lejos, desde pequeño, he visto el más destacado de la clase, como se mima y el que es mediocre como se ignora. Esto engorda la tendencia elitista, que se hace con el poder (esto ya sería para desarrollarlo en otra entrada), a nivel político, comunicativo, y sobre todo, comercial y financiero. Así, buscarán la óptima descendencia potencial (con enchufismo si hace falta) y nunca nos desharemos de esta puta estructura estamental.

Esta es mi tortura de cada día, comprender por qué uno sí y otro no, con tanta diferencia. Por qué a uno se le lleva a una pasarela y a otro se le coacciona para visitar quirófano para quitarle las "imperfecciones" físicas que tanto le hacen acomplejarse. Y si existe alguien realmente bello, merecedor de esas p.... pasarelas, de siete cabezas el cuerpo, medidas perfectas, despreocupados de todo a excepción de su culto físico es porque existe alguien que carece de ellas, que posee solo alguna, o directamente ninguna, aprovechando injustamente ese margen diferencial para -cómo no- sacar provecho lucrativo. Y muchas veces es el mismo cánon de belleza actual quien se encarga de hacer sentir bajo y desgraciado a los que no cumplen ese prototipo.
Estos últimos no creo que terminen colgados del mismo árbol de los perdedores de la batalla competitiva, pues sin belleza pero con inteligencia, al menos pueden ser grandes intelectuales, y deleitarse de otros placeres. Y al mismo tiempo, pueden hacer sentir mal a guapos pero de poca talla mental, que igualmente pueden cortar su grifo toscamente por frustración y presión no superadas provocadas por sus superiores. Así, infinitas posibilidades...Putas tendencias y modas...

Claro, resulta evidente, yo mismo soy el primer esclavo de ellas (hasta que dé con la manera de reventarlas definitivamente).




Poner etiquetas es muy fácil. Lo difícil es pensar por qué lo hacemos, y qué consecuencias produce inmediatamente sobre quienes las ponemos, en quienes tal vez tengan ya etiquetada hasta el alma.

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